Muchas generaciones distintas conviven en la actualidad en las empresas. Pero la pandemia dio origen a una en particular: la de empleados jóvenes iniciando su primera experiencia laboral. El trabajo remoto es todo lo que conocen. Aprendieron a vincularse con sus colegas de forma virtual y a manejar rutinas flexibles. No quedaron atascados en el transito yendo a la oficina, ni almorzaron con colegas, no se vistieron formal en el último año y medio, ni experimentaron la dinámica particular de estar en la oficina de la empresa en la que trabajan.

A medida que los esquemas de vacunación avanzan en cada país, la vuelta a la oficina parece algo inevitable… o no. Según el estudio global Born Digital realizado por Citrix junto con Coleman Parkes Research y Oxford Analytica, el 51% de los entrevistados pertenecientes a las generaciones Z y Millenials quieren seguir trabajando desde casa todo el tiempo o la mayor parte posible. Solo el 10% quisiera volver a la oficina a tiempo completo.

Pero como mencionaba antes son varias las generaciones presentes en una compañía y aunque a veces agrupar a las personas en rangos etarios permite encontrar similitudes en sus gustos o preferencias, lo que se pone en juego en esta nueva realidad laboral es la individualidad. Durante muchos años la forma de trabajar del empleado de oficina fue una, uniforme para todos. Hoy, por distintos motivos, las expectativas sobre la forma de trabajar del futuro tienen más que ver con las preferencias personales. ¿Pero se puede avanzar hacia la personalización del espacio de trabajo?

Darles a las personas el poder de elegir no es fácil porque requiere modificar no sólo procesos si no también formas de pensar y de concebir la realidad. Recuerdo la frase célebre que dijo Henry Ford en 1909 “Un cliente puede tener su automóvil del color que desee, siempre y cuando desee que sea negro”. Que los autos fueran negros permitía lograr una gran eficiencia técnica y económica al poder optimizar el proceso de producción. Permitir elegir el color implicaba cambiar todo. No obstante, ya no vemos solo autos negros por la calle, no?

Siguiendo esta línea de pensamiento, quizás la personalización sea el futuro del trabajo que estamos esperando. La posibilidad de crear un espacio de trabajo eficiente y productivo para que las personas puedan trabajar desde donde deseen con la misma experiencia siendo algo funcional para ellos y a la vez productivo para las compañías en las que trabajan. La tecnología necesaria para lograrlo ya existe, pero sé que este cambio no es sólo tecnológico. El otro 50% tiene que ver con que las empresas puedan adaptarse a concebir un futuro que no sea uniforme creando nuevas reglas, nuevas formas de medir el trabajo de sus colaboradores, abrazando la individualidad, generando nuevas maneras de transmitir la cultura corporativa más allá de la presencialidad absoluta.

Quizás de esta manera un empleado que tiene 60 años pueda dejar de viajar todos los días como lo hizo los últimos 30 años y seguir trabajando desde su casa. Otro pueda equilibrar mejor su rol de madre o padre con el ejercicio de la profesión que tanto lo apasiona. Aquellos colaboradores que no se adaptan a la virtualidad tengan una oficina a la cual volver. O quizás haya empleados que no necesiten mudarse del barrio tranquilo que tanto les gusta, para vivir más cerca de la oficina. Incluso puede que existan colaboradores que elijan combinar lo mejor de los dos mundos yendo algunos días a la oficina y estando otros en casa. Y la lista de ejemplos podría seguir.

Volver a la oficina al 100% es la zona de confort de todas las empresas. Quizás estamos en el momento exacto para probar nuevas posibilidades. ¿Ustedes cómo están viendo esto en sus trabajos o en sus empresas?